RIFA 0005 - ALINA, Una Dulce y Peligrosa Tentación

[Anciano Novato]

ALINA

Nombre = ALINA
Edad = 20 años
Valor = 4 Arturos
Nacionalidad = Chileníssima
Ubicación = Estación Metro Santa Ana
Lugar = Dept. Propio
Conserje = Uno Piola
Horario = después de la pega
Recepción = Simpática


Servicio:
Empotamiento = Mmm... peligrosa...
Estatura = 1.60-1.65 más o menos
Contextura = Buenas formas
Cara = Muy Bonita
Nivel de Photoshop = 0% retoque
Trato = Simpática, Amorosa
Besos = Buenos besos
Boobies = Tiernas
Culito = Un Queque de Antología
Pussy = Bien Rasurada, sin olores
Mamón = CON, punto en contra
Movimientos Pelvicos = Buenas caderas, cimbreantes
Anal = no consulté
Ambiente = Buen Depto.
Atención = Dedicada


Volverías = Demás

Aunque reconozco que costó coordinar, finalmente se logró y no hubo mayores problemas para definir una hora adecuada para ambos.

Llego al edificio, enfrento al conserje muy piola, pregunta dónde voy, "a visitar a mi sobrina", me deja pasar sin mayor traba. Llego a los ascensores, subo, enfrento puerta, toco timbre, tacones desde el interior, se abre la puerta sin nadie al interior, ingreso, ésta se cierra y al voltear veo a una lolita de pelo largo, un traje muy sensual pegado a su fisonomía, se apreciaban unas curvas de infarto, todo adornado con la más amplia y reluciente sonrisa, carita de ángel que se acerca y me dice "¡hola!" con un coqueto besito a medio filo, de esos provocadores.

Pasamos al dormitorio, pido la ducha para sacarme el cansancio del día. Me cede una limpia y doblada toalla burdeo. Regreso a la habitación y la veo edtirada cuan larga es sobre la cama permitiéndome apreciar aquellas nalgas de antología en toda su dimensión.

Se yergue y se acerca a mí. Nos abrazamos y nos robamos unos ricos besos iniciales estando de pie. Mientras nos abrazábamos y nos besábamos ella retiró la toalla de mi cintura casi sin darme cuenta ya que sólo en ese momento sentí cómo una suave y cálida manita se aferraba a mi indigno apéndice acariciándolo, recorriéndolo, provocándolo, erectándolo y logrando acelerar mi respiración.

Sin interrumpir el beso me empuja suavemente sobre la cama dejándome sentado a la orilla. Sin soltar mi minion lo enfunda, se hinca frente a mi cuál Rey a punto de recibir su ofrenda y, ante mis atónitos ojos, lo engulle sin dejar de observar mi rostro y mis reacciones.

Se apasiona, lo recorre con su lengua, lo succiona y lo engulle una y otra vez, provocándome espasmos deliciosos de placer. Continúa torturándome con aquel espectáculo y decido tenderme sobre la cama, entregado a su quehacer.

Luego ella se monta a horcajadas sobre mis desnudas caderas y se abalanza sobre mi pecho. Me besa una vez más y ahora es su entrepierna la que me tortura con sinuosos y cadenciosos movimientos de sus caderas. Me aferro a sus nalgas y desato aquel minúsculo colaless, dejándola literalmente expuesta a mí. Me pregunta "¿te gusta te monte?" y balbuceando ininteligiblemente respondo "¡dale!". Toma el control de las acciones retrocediendo. Con una manita lo vuelve a acariciar, ahora lo guía a su entrada maravillosa, lo enfila y se deja caer tortuosa y lentamente sobre mí haciendo que mi minion desaparezca dentro de ella. Inicia un vaivén suave pero acelerando sus movimientos a medida que aumenta la excitación de ambos.

Antes que me despache, le pido si me dejaría cambiar de posición, a una tipo "Doggy Style", a lo que responde franca y directamente "entonces no pierdas el tiempo". Ella adopta la clásica posición mientras yo, aún nervioso, me ubico tras sus nalgas y muslos. Enfilo mi pequeña humanidad a su tan placentero interior y, aferrándome a sus caderas, milímetro a milímetro inicio mi entrada triunfal por aquel "arco de triunfo" e inicio el bombeo final, "¡plaf!, ¡plaf!, ¡plaf!, ¡plaf! hasta que alcanzo mi clímax y, tratando inútilmente de controlarlo, lo expulso fuera de mí en aquel obligado traje de hule y martillando por últimas veces aquellas redondas y albas nalgas con mis caderas culmino derrotado y exhausto, como siempre.

Nos tendemos en la cama, ya el tiempo inexorable en su marcha marcaba que ya era hora de retirarse, por lo que recogí la toalla, me duché, volví a la habitación, me vestí y le pedí me dejara en su puerta. Un último beso cuneteado, un "gracias" y al terrible calor de la ciudad y su mundanal ruido.

[Lord Wolfman]

Aca les dejo una fotito de la exquisita Alina