Nombre = CELESTE;
Edad = mayor de 21 años, quizás los 26 publicados;
Valor = Cobro de Rifa; (4 Arturos de visita);
Nacionalidad = Adorablemente Venezolana;
Ubicación = Barrio Cultural Lastarria;
Lugar = Edificio antiguo, residencial, "piola";
Conserje = No;
Horario = 19:00 horas;
Recepción = Atenta, quizás un tanto formal dada las características seniles del visitante.
Servicio:
Empotamiento = Muy Peligrosa;
Estatura = 1,60-1,65m aprox.;
Contextura = Hermosa Morena de Lindas Curvas;
Cara = Linda, Simpática, Exótica Belleza;
Nivel de Photoshop = No noté diferencia alguna;
Trato = Atenta, delicada, es simpática;
Besos = Confieso que la noté algo reticente al inicio, pero después cedió su boca fueron muy gratos;
Boobies = Lindas, 2.0;
Culito = Redondo, Palpable, Besable, frío por la temperatura ambiente pero deliciosas nalgas;
Pussy = Prolijamente bien Rasurada, Besable, 100% degustable y que disfruté hasta el hartazgo;
Mamón = SIN, quizás algo tímida o muy cuidadosa, pero por empeño no se queda atrás;
Movimientos Pélvicos = ¡Uf! ¡Qué caderas!;
Anal = Portal lo cita, pero no pregunté, aunque ha de ser maravilloso entrar en ella;
Ambiente = Muy Confortable, siempre se aprecia ordenada aquella estancia;
Atención = Es, a todas luces, recomendable.
Volverías = Que lo diga ella si cree que volveré...
Experiencia:
Buenas noches, estimados lectores.
Una vez más me tenéis aquí, ante vosotros, dispuesto a relataros mis vivencias con tanta Dulce Señorita que nos colocan al alcance de nuestras manos o, mejor dicho, de nuestras golosas vergas.
Sucedió que no ha mucho tiempo, gané una rifa donde el premio era una hora con otra Señorita. Sin embargo, a poco andar, se diluyó su presencia y hasta esquiva anduvo, hasta que el Gran Maestro me escribió y dictaminó salomónica sentencia: "weón: si no cobrai luego cagai".
Habiendo recibido tan sutil sugerencia consultole yo cuáles podrían ser las opciones y me da pautas. Realizo los contactos y, dada la premura, llego a aquel turístico y bohemio barrio e ingreso "a la suerte de la olla".
Y aprecien ustedes lo que el destino me permitió degustar: llego al apartamento, pulso el timbre, espero, se escuchan risitas tras la puerta hasta que el "¡clack!" de la misma me indica que se abrirá la gran alameda a la felicidad para mí. Ingreso y, al voltear hacia tras aquella puerta, aprecio un filetito de wagyú de primer corte: latina, morena, exuberante, felino caminar, unas nalgas morenas redondas que llamaron a mi maldad.
Primer saludo con un beso suave en la mejilla y me guía a la habitación. Aprecio en aquel trayecto esas turgentes nalgas balanceándose en su sensual caminar cubiertas tan sólo por un bikini de encaje negro y su torso con una chaqueta de polar (hacía frío aquella tarde).
Ya dentro de la habitación le entrego un pequeño souvenir y me consulta si deseo la ducha, a lo que asiento y retira una toalla de un mueble. La extiende en el aire y la dobla magistralmente antes de entregármela. Me guía al ya conocido baño (y continúo observando hipnotizado aquel balanceo nalgídeo) e ingreso al recinto y procedo a mi prolijo aseo después de un arduo día de agotador trabajo (como corresponde a todo caballero que se precie de tal).
Vuelvo a la habitación y, mientras observo el entorno desde aquel ventanal, ella ingresa sutilmente y cierra tras de si la puerta. Me volteo y nuevamente soy sorprendido: mi filete de wagyú viene enfundada en un seductor corsé a tono del bikini mostrando aquella sinuosa cintura y exhibiendo unos redondos pero hermosos pechos tras las copas de aquella sugerente prenda.
Me invita a tenderme a su lado en la cama, lo cual acepto gustoso. Intercambiamos un par de palabras para romper en algo el hielo y comienza a acariciar a mi jubilado personal mientras acerca su rostro al mío y nos prodigamos besos en nuestros cuellos y piel.
Me pregunta si quiero besos a lo que respondo: "es mi llave de contacto". Nos brindamos aquel primer beso y le abracé atrayéndola hacia mí mientras ella no soltaba a aquel objeto de su deseo. Desciendo mis besos hacia su pecho y, comprendiendo lo que buscaba, retira de sobre su piel aquella ajustada prenda, tendiéndose de espaldas en la cama. Como me llaman "el tonto leso", aprovecho el impulso y retiro su bikini dejándola completamente desnuda.
Me tiendo sobre su piel de cacao y beso su boca una vez más. Desciendo ahora a sus desnudos pechos y los recorro ambos en toda su extensión coronando aquel recorrido con un profundo beso a sus areolas y aquellos sensibles pezones. Sigo descendiendo sobre su vientre hasta que alcanzo el objeto de mi obsesión. De un salto me coloco frente a su vulva y entre sus piernas y beso el interior de sus muslos lo que le provoca cosquillas inicialmente pero, entregándose al juego, "piacere in crescendo".
Recorro su rasurado Monte de Venus, las orillas de su vulva, aquellos labios mayores, escapándosele a estas alturas ya más de un suspiro. Estampo en sus labios menores, ya muy húmedos, un profundo beso provocando CELESTE arquee su espalda y cimbre sus caderas instintivamente. He alcanzado el trofeo mayor: atrapo con mis labios su mágico pistilo en aquella hipnotizante flor y lo succiono y lambo suave, tenue y delicadamente. Sus muslos se abren a más no poder. Al siguiente segundo se cierran. CELESTE jadea de placer. Sus manos atrapan el cobertor de la cama y lo comprime con sus manos como si la vida se le fuera en ello. Mientras, estoy ensimismado besando, lamiendo y succionando toda su húmeda vitalidad, arrancándole gotas de vida y quejidos de placer. Se acaricia, vuelve a aferrar el cobertor, me toma del cabello enterrando aún más mi cabeza en su intimidad. Jadea. Mueve sus caderas. Se aferra al cobertor una vez más... y sigo... y sigo... y sigo...
Cuando termino mi faena, libero su vulva de mi boca y me poso sobre CELESTE besando sus pechos y volviéndola a besar en su boca. Me dice más en un susurro que con voz "Dios, qué extenso y exquisito oral...". Me vuelve a besar y me voltea de espaldas. Se inclina sobre mi abyecta virilidad y lo besa. Suave. Con delicadeza. Casi con temor. Logra despertarlo... le pido el 69 (¡nunca me canso!), se acomoda sobre mí y continuamos brindándonos placer oral mutuo. Sigue cimbrando sus caderas, mi lengua alcanza su ojete y vuelvo a sus labios menores. Su placer es tal que pierde el ritmo entre lo que besa mi miembro y mueve su intimidad sobre mi cara.
De pronto, alcanza el sobre, extrae su contenido, lo coloca sobre mi verga, acomoda sus caderas dándome la espalda, con una mano guía mi pene hacia su entrada vaginal y se deja caer suave pero profundamente e inicia un enloquecedor vaivén sobre mis caderas. ¡Cómo se balanceaban aquellos mofletes y golpeaban sobre mis caderas!
Luego de un par de minutos, le pido mejor se coloque en la ya típica e inolvidable "Doggy Style". Me posiciono tras ella, con su mano nuevamente me guía a su entrada íntima, entro un centímetro e inicio yo, ahora, el cimbrar de caderas, golpeando una y otra vez mi abultado bajo vientre contra aquellas redondas nalgas. Mis manos acariciaban esa extensa y curvilínea espalda mientras mi órgano entraba y salía vertiginosamente... hasta que me sobrevino aquel maravilloso "Big Bang"... ¡qué agotadoras pero deliciosas sensaciones!
Ambos caímos rendidos sobre la cama... bueno... CELESTE sobre la cama... yo sobre CELESTE .. jadeantes... pero extasiados... hasta que la pesadilla nos hizo despertar de aquel maravilloso sopor pos orgasmo: dos golpes en la puerta de la habitación anunciaron el término de mi tiempo compartiendo con CELESTE.
Sonrientes nos enderezamos. Ella se cubre con sus prendas y yo con la toalla. Mis cosas y al baño nuevamente. Regreso a la habitación a terminar de vestirme. Intercambio con CELESTE un par de comentarios del clima, termino de vestirme y me acompaña a la puerta. Le doy las gracias por su tiempo, le brindo un piquito en su boca y me responde "gracias a ti lo relajada que me dejas. No te pierdas...". Sonreímos y salgo al bullicio peatonal del sector.
CELESTE, una chica a la que habrá que repetir...
Buenas noches, caballeros.
Anciano Novato
